lunes, 21 de noviembre de 2011

Clip de la Campaña en Córdoba Capital

INGESTA EXCESIVA DE ALCOHOL INCREMENTA RIESGOS DE ALZHEIMER






El riesgo de tener depresión es tres veces mayor en los varones que abusan de alcohol. La enfermedad evoluciona por etapas; su deterioro es progresivo y lento cuando no se presenta en personas jóvenes. La mayoría de las personas que tienen Alzheimer son mayores de 65 años; sin embargo, puede atacar a edades mucho más tempranas, como fue el caso de Carlos que presentó la enfermedad a los 40 años, semanas después de la muerte de su hija en el año 2004. Para entonces, y a decir de su esposa, Carlos Ortega Castro ya era alcohólico.


Pérdida de la memoria, desorientación en tiempo y espacio, alteraciones en la cordura o, incluso, desconocerse a sí mismo (según el avance que tenga cada paciente), son algunas características que presenta la enfermedad de Alzheimer, aunque esta se manifiesta de distinta manera en cada persona dependiendo de su condición física, personalidad y estilo de vida.


Es la forma más habitual de demencia y es una enfermedad mental. Cuando ocurre en personas menores de 65 años se conoce como demencia degenerativa presenil.


Bajo el lema: "El Alzheimer es una discapacidad" o "No hay tiempo que perder", la Organización Mundial de la Salud (OMS) llamó la atención en el año 2004 sobre el hecho de que la enfermedad de Alzheimer debe considerarse como una discapacidad.


Consumo masivo Un estudio liderado por el doctor Gabriel López Robles, sicólogo y director de enseñanza y asistencia de la Fundación Alzheimer, México, indica que el consumo excesivo de alcohol a lo largo de varios años, (mínimo cinco continuos) incrementa la posibilidad de tener Alzheimer.


Es decir, el consumo masivo de bebidas alcohólicas aumenta la incidencia de la enfermedad.


Según el testimonio de Gloria, Carlos, su esposo, solía comenzar a beber desde el viernes por la noche, continuaba durante el sábado y el domingo; solo se detenía el domingo en la madrugada porque debía trabajar el lunes, y se ausentaba de su casa.


Carlos consumía más de una botella de ron al día. Y lo hizo de 1987 a 1997. Estudios del neurólogo Gabriel Delgado indican que el consumo por encima de 50 gramos al día (medio litro de vino) es neurotóxico.


"En los bebedores habituales puede aparecer una polineuropatía o degeneración de los nervios periféricos producida por un tóxico".


Sumado a lo anterior las consecuencias del consumo elevado en fin de semana, sobre todo en jóvenes, pueden causar hemorragias en las meninges y el ictus (accidente cerebrovascular agudo).


"Otra complicación es la atrofia del cerebelo que se traduce en un problema de coordinación de movimientos, estabilidad y equilibrio. Esto ocurre en casos de abuso continuado excesivo y más aún si se asocia, como ocurría con los grandes alcohólicos ambulantes, con una mala nutrición", agrega el experto.


Hoy Carlos es un hombre absolutamente dependiente de los cuidados de su esposa, hija, yerno, y de la Fundación Alzheimer.


Gloria en lo particular se encarga de bañarlo, cepillarle los dientes, colocarle los pañales, (pues Carlos tiene incontinencia).


A él le disgusta que Gloria lo seque después de bañarse; y es el momento más difícil para ella, porque la agrede. 

jueves, 17 de noviembre de 2011

DIFERENCIAS ENTRE UN CUIDADOR CAPACITADO Y UNO NO CAPACITADO


CUIDADOR CAPACITADO:

10 señales de alarma:

Ante la pérdida de memoria y las constantes preguntas del paciente, el cuidador responde una o dos veces y posteriormente distrae al paciente.

Simplifican las tareas y adaptan las actividades a las capacidades y habilidades del paciente.

En el lenguaje, opta por hablar despacio, hace preguntas cortas y directas. Estimulan la comunicación y prestan atención al lenguaje no verbal del paciente.

En la desorientación, utilizan letreros, calendarios. Se sientan al lado para hablar con el paciente, caminan y distraen con otras actividades. Además evitan lugares que ponen incomodo al paciente.

Aumentan vigilancia, no reclaman ante pérdida de objetos, no regaña; porque sabe que la causa de todas las alteraciones es la enfermedad. Por la capacitación los síntomas no los toman por sorpresa.

Ante la pérdida de iniciativa, los cuidadores estimulan al paciente, dan opciones de actividades y tienen mucha paciencia.

Pérdida de habilidades:

En la alimentación observa el lenguaje corporal, reconoce el momento de pasar de alimento sólido a líquido, saben cuándo cambiar utensilios, usa horarios, respetan al paciente cuando no quiere más y utilizan frases de estímulo.

Ante la ambulación aumentan vigilancia, entretienen y ponen  al paciente a hacer ejercicios.

Con el sueño, tratan de mantener activos a los pacientes, conocen los efectos de los medicamentos y con las pesadillas tranquilizan a los pacientes.

En el control de esfínter, usan palabras de estimulación, respetan la intimidad del paciente, tienen horarios, usan guantes y explican al paciente lo que se les va a realizar.

Para los fármacos se ayudan con horarios, busca ayuda profesional, conoce los efectos secundarios de medicamentos, muelen las pastillas y mantienen los medicamentos lejos del alcance de los pacientes.

En la parte de higiene y autocuidado, trabajan con un libro o diario (donde reportan estado del paciente). Bañan a los pacientes con técnicas que facilitan la labor con palabras estimulantes e involucran al paciente.

Cuando el paciente está deprimido identifica síntomas, comprende al paciente y refiere al especialista.

Movilización:

Estos cuidadores al recibir entrenamiento, conocen cuáles son las posturas para la movilización tanto de su persona como de su paciente, reconocen cuál es el tipo de fuerza física necesaria para la movilización y de dónde se tiene que levantar a un paciente con Alzheimer.  Estos conocimientos les permiten prevenir golpes, fracturas, caídas, desgaste físico y lesiones de piel tanto en el paciente como en ellos mismos.

Todo el conocimiento adquirido no sólo les genera seguridad y confianza, sino que, también les permite disminuir los niveles de estrés.

Actividades recreativas y terapéuticas con el paciente:

Estos cuidadores conocen una gran gama de actividades para realizar con sus pacientes, gracias a la capacitación; es importante resaltar que estos cuidadores aplican las actividades con el objetivo no sólo de recrear, entretener o mantener ocupado al paciente, sino que buscan estimular al paciente a través de las actividades, retrasando así los efectos de la enfermedad y mantienen las capacidades y habilidades del paciente por mayor tiempo.

Actividades recreativas para sí mismo (cuidador):

Estos cuidadores saben los riesgos del cuidador, por ende tratan de protegerse y cuidarse con actividades que les permitan salir de la rutina.


Primeros auxilios:

Al recibir entrenamiento tienen seguridad, confianza, reconocen que aunque tengan conocimientos, el aplicar primeros auxilios conlleva nerviosismo, pero saben cuáles son las pautas a seguir y mantienen la calma.



CUIDADOR NO CAPACITADO:

10 señales de alarma:

Calidad de vida del paciente:

Salvaguardan la integridad de los pacientes, velan por la satisfacción de las necesidades de sus pacientes de acuerdo a sus posibilidades, emocionales, espirituales, familiares, sociales, económicas, físicas y psicológicas.

Todas las señales, los toman por sorpresa.

Ante la pérdida de memoria, ellos siempre responden a las preguntas de sus pacientes, lo aumenta su estrés y baja el nivel de tolerancia.

Se impactan porque el paciente ya no puede realizar tareas simples.

Se siente impotente para comprender, el comportamiento de su paciente.

Se siente inseguro y con temores, por no saber cómo afrontar los síntomas del paciente.

Vive con la incertidumbre de si sus acciones son adecuadas y convenientes para su paciente.

Se sienten mal por las acusaciones de robo de sus pacientes, ante la pérdida de objetos.

Cree que el paciente, finge muchos síntomas y que son cosas de la persona adulta mayor (estereotipo).

Ante los cambios de personalidad, comportamiento, pérdida de memoria, estos cuidadores optan por confrontar a sus pacientes, lo que genera cansancio, discusiones y alteración de sus pacientes.

Pérdida de habilidades:

En la alimentación, se asusta, siente impotencia porque no sabe qué hacer.

La ambulación lo agota por el esfuerzo físico, duermen menos, no entienden que le pasa al paciente, quieren que el paciente se aquiete.

Se irrita cuando el paciente no quiere dormir, lo que genera agotamiento por los desvelos, no saben qué hacer ante las alteraciones del sueño.

Los medicamentos los tienen lejos del alcance de los pacientes, no conocen sobre los medicamentos y cuando no saben llaman al farmacéutico.

En la higiene y autocuidado, los cuidadores aumentan vigilancia, pero temen las etapas avanzadas de la enfermedad porque no se sienten capacitados debido a las complicaciones.

En el manejo del tiempo libre, estos cuidadores carecen de actividades para realizar con sus pacientes, por ello sienten un deseo de conocer más sobre la enfermedad, saben que deben capacitarse.

Ante una depresión o estado de ánimo bajo de sus pacientes, estos cuidadores desconocen cuáles son las medidas a tomar y tienen muchas preguntas de qué hacer, además, tienen a confrontar y hacer reaccionar a sus pacientes, lo que pone a los mismos en un estado de shock.

Movilización:

Al no tener entrenamiento, existe tensión muscular, inseguridad, lesiones y se puede sin intención cometer negligencia por ejemplo ante una caída levantar al paciente para descartar fracturas.

Un cuidador comentó: 

“producto de no conocer uno las cosas, pierde la paz y la tranquilidad”

Actividades recreativas y terapéuticas con el paciente:

Los cuidadores no capacitados, si realizan actividades como por ejemplo: sopas de letras, pero las actividades nunca varían y se hacen más por mantener ocupado al paciente y poder realizar así otras tareas.

Actividades recreativas para si mismo (cuidador)

El hecho de poder asistir a las reuniones mensuales de la Asociación de Alzheimer, estos cuidadores con mucho esfuerzo y sacrificio tratan de hacer deporte, tener actividad social y mantener intereses.

Primeros Auxilios:

Se cae en negligencia, por falta de capacitación.  Estos les genera mayor estrés, porque saben que en cualquier momento sucede una emergencia.

Calidad de vida del paciente:

Salvaguardar la integridad de los pacientes, pero no cuentan con las herramientas y conocimientos necesarios.

Fuente: Charla de apoyo para familiares y cuidadores, febrero 2011, Asociación Costarricense de Alzheimer, por Lic. Jenny Zúñiga Madrigal y Lic. Magdalena Cruz Sibaja.

El aluminio: su relación con la enfermedad de Alzheimer




Por el Dr. Héctor E. Solórzano del Río.
Profesor de Farmacología del CUCS de la Universidad de Guadalajara









Es muy frecuente que cuando una persona famosa sufre de una enfermedad, también esa enfermedad se hace famosa. Tal es el caso con la enfermedad de Alzheimer, ya que muchos dicen que el ex-presidente Ronald Reagan padece de este problema. A principios de 1989, la revista médica altamente respetada de Inglaterra, The Lancet publicó las conclusiones de un estudio del gobierno Británico: el riesgo de contraer la enfermedad de Alzheimer se había elevado en un 50 % en las áreas de la Gran Bretaña donde el agua para beber contenía niveles elevados de aluminio.
Esta enfermedad aflige a mucha población. Por ejemplo, en los EE.UU. el 15 % de los americanos mayores de 65 años están afectados de este padecimiento, es decir más de 2 millones y medio de personas. Antes, se le conocía como demencia senil. Esta enfermedad está caracterizada por fibras nerviosas enredadas alrededor del hipocampo. Para aquellos que no lo saben, el hipocampo es el centro de la memoria del cerebro. Lo que sucede es que cuando estas fibras nerviosas que rodean al hipocampo se enredan, entonces los impulsos nerviosos ya no pueden llevar la información de, ni hacia el cerebro.
Algunas características de esta enfermedad son cambios severos en el estado de ánimo, pérdida de la memoria, percepciones desorientadas en el tiempo y el espacio, cambios de personalidad y una invalidez para comunicarse o concentrarse. Generalmente, la salud de la persona se deteriora en forma progresiva hasta que queda incapacitada totalmente.
Según el Dr. James F. Balch, en un estudio reciente de 78 pacientes con demencia, se encontró que 68 % también tenían la enfermedad de Alzheimer, 5 % tenían una deficiencia vitamínica (particularmente de B-12), 8 % tenían una forma ligera de depresión y 5 % tenían demencia por haber sufrido de varias embolias.
Con relación a la causa, podemos decir que la investigación ha revelado una fuerte correlación entre la enfermedad de Alzheimer y el aluminio. Casi siempre se han encontrado a través de las autopsias, depósitos de aluminio y sílice en los cerebros de las personas que murieron por este padecimiento. Por lo cual, estos resultados pueden sugerir que las cantidades excesivas de aluminio en la dieta, combinado con una deficiencia de varios minerales esenciales, en forma directa o indirecta lo predisponen a uno a la enfermedad de Alzheimer.
Es importante resaltar que el aluminio no es un nutriente. Aunque no es un metal pesado, es altamente tóxico para todos los seres vivos. El aluminio está difundido en nuestra agua, en la tierra, en el aire y por lo tanto en pequeñas cantidades, en nuestros alimentos también. Se cree que una persona promedio consume entre 3 y 10 miligramos de aluminio al día. En la actualidad, sabemos que el aluminio se absorbe y se acumula en nuestro cuerpo.
Hace algún tiempo la revista médica The Lancet (Vol. 343, 23-Ab-94) publicó un artículo en el que se menciona al aluminio como la toxina responsable de esta epidemia moderna: "la ingestión de hidróxido de aluminio fue implicada en la acumulación de aluminio en los cerebros de estos pacientes (que muestran cambios neuropáticos semejantes al Alzheimer)".
Como todos sabemos, el aluminio es un metal popular que se usa para hacer utensilios de cocina (en su lugar, se recomienda usar vidrio o acero inoxidable), así como envoltura de papel aluminio. El uso excesivo de los antiácidos es la causa más común de la toxicidad con aluminio. Muchos medicamentos antiinflamatorios contienen aluminio, como buffer (amortiguo), con concentraciones que van desde 14.4 mg hasta 88 mg por dosis. Varias preparaciones antidiarréicas contienen sales de aluminio, incluyendo caolín. Es importante leer la etiqueta de todo lo que compremos, ya que el aluminio es también un aditivo en muchos polvos para cocinar. El polvo para cocinar contiene de 5 a 70 miligramos de sulfato de aluminio sódico por cucharada de té.
Como ya lo mencioné, muchos síntomas de la intoxicación con aluminio son semejantes a los de la enfermedad de Alzheimer y a la osteoporosis. Una intoxicación de aluminio puede producirnos alteraciones gastrointestinales, nerviosismo extremo, un metabolismo alterado del calcio, dolores de cabeza, anemia, alteraciones en la función hepática y renal, alteraciones en el habla, mala memoria, huesos débiles, inclusive músculos dolorosos.
Para diagnosticar una intoxicación crónica por aluminio o por cualquier otro metal pesado, contamos en la actualidad con el análisis mineral de pelo, el cual, es un método sencillo y confiable para este tipo de medición.
Debido a que el aluminio se excreta por los riñones, las cantidades tóxicas de aluminio pueden dañar la función renal. El hecho de trabajar en plantas de fundición de aluminio puede producir en los trabajadores, a largo plazo, una coordinación dañada, mareos, falta de energía y alteraciones en el equilibrio. También ya se mencionó que la acumulación de aluminio en el cerebro puede ser una causa para la aparición de estos mismos síntomas de la enfermedad de Alzheimer.
Por todo lo anterior, es bueno pensarlo dos veces antes de utilizar baterías de cocina de aluminio. Algunos científicos como el Dr. William Douglass, en Second Opinion recomiendan no utilizar pastas de dientes que contengan aluminio. También recomiendan no utilizar desodorantes que contengan aluminio. Por otro lado, recomiendan no consumir antiácidos que contengan hidróxido de aluminio, algunas sales de mesa, harinas blanqueadas y evitar el humo de los cigarros. Varias docenas de antiácidos contienen hidróxido de aluminio. Dependiendo del producto, las concentraciones pueden tener un amplio rango que va desde 29 miligramos hasta 265 miligramos por dosis. Muchas preparaciones populares para duchas contienen sales de aluminio. Los quesos procesados tienen un alto contenido de aluminio, ya que se les agrega el aluminio para darles la capacidad de derretirse cuando se usan en las hamburguesas. Estos alimentos contienen entre 5 a 50 miligramos de fosfato de aluminio sódico por porción promedio.
Si nos detenemos a pensar, podríamos deducir que también debemos de vigilar nuestro consumo de alimentos enlatados. La mayoría de los refrescos son ácidos, así que probablemente se está ingiriendo mucho aluminio con cada lata.
De acuerdo a los conocimientos actuales, es bueno recordar que una vez que uno ha sido cargado con aluminio, es decir, que uno lo ha absorbido a través de cualquier vía antes mencionadas, no hay ni un método conocido para quelarlo fuera de nuestro cuerpo. Solamente puede ser desplazado.
Otra de las recomendaciones que se le pueden hacer al público, es la de que estén seguros de que su dieta tenga un alto contenido de fibra (promedio 25 gramos diarios) así como pectina de las manzanas. Esto ayuda a que nuestro cuerpo absorba menor cantidad de aluminio de los alimentos que lo contienen. Se sabe que el calcio en forma quelada con magnesio puede ayudar a enlazarse con el aluminio y coadyuva a su eliminación del cuerpo. Las vitaminas B, especialmente la vitamina B6 son importantes para que el tracto intestinal se deshaga de los metales en exceso en nuestro cuerpo.
Los avances científicos nos han dejado saber que la L-dopa se convierte en dopamina, la cual, impulsa al sistema monoamina que estimula nuestro cerebro. La dopamina es destruida en nuestro cerebro por una enzima llamada monoaminooxidasa. Conforme envejecemos, se destruye más dopamina que la que se produce. Esta depleción del principal estimulante de nuestro cerebro hace que la función cerebral se disminuya -- frecuentemente en forma dramática. El l-deprenyl, puede en forma efectiva bloquear la acción de la enzima monoaminooxidasa, proporcionándonos una opción terapéutica no sólo para la enfermedad de Alzheimer, sino para todo tipo de demencias. Al bloquear a la monoaminooxidasa, el l-deprenyl hace que la concentración de dopamina se incremente, así que nuestro cerebro es estimulado más y por eso mejora la función cerebral. Esto significa que el l-deprenyl tiene un efecto terapéutico en los pacientes con Alzheimer, tanto a corto como a largo plazo. En un pequeño estudio realizado en el Programa de Estudios de Medicinas Alternativas de la Universidad de Guadalajara en 1992, con 20 pacientes, encontramos que al administrarles una dosis de 10 mg al día de l-deprenyl, hubo una mejoría general importante en su funcionamiento cerebral. Los cambios se notaron después de 30 días de tratamiento. Los pacientes se pusieron menos nerviosos, se hicieron más sociales, es decir que la calidad de su vida mejoró. También vimos que mejoraron su capacidad de aprendizaje, su concentración y su memoria.
Se puede agregar al debate de los campos electromagnéticos y la salud, una relación interesante entre la enfermedad de Alzheimer y la exposición a los mismos. En un congreso reciente realizado en Minneapolis, el investigador Joseph Sobel de la Universidad del Sur de California reportó sobre tres estudios que demuestran lazos dramáticos entre la exposición en el lugar del trabajo a fuertes campos electromagnéticos y un riesgo posterior a la enfermedad degenerativa del cerebro. Los sujetos a exposiciones altas fueron 3 veces más propensos a desarrollar Alzheimer que la gente que no trabajaba alrededor de campos eléctricos. Dos de estos estudios se realizaron en Finlandia, otro en Los Angeles. Se incluyeron 386 pacientes y 475 sujetos de control.